En la realidad, el observador consciente desempeña un papel fundamental en la creación de su experiencia.

Esto es respaldado por conceptos en la física cuántica, donde cada percepción, por más pequeña que sea, tiene el potencial de influir en el estado cuántico de la realidad del observador.

Cada vez que observamos algo, estamos participando en el colapso de esa realidad a partir de un conjunto infinito de posibilidades en la forma que experimentamos.


Este proceso es continuo y ocurre a una velocidad asombrosa.

En cuestión de milisegundos, innumerables posibilidades convergen en una sola realidad que percibimos.

Todos los observadores, conscientes o no, forman parte activa de este proceso, aunque los observadores conscientes tienen la capacidad única de comprender y ser conscientes de su participación en la creación de la realidad.


Sin embargo, surge un desafío en este proceso: nuestra mente.

En la mayoría de las ocasiones, solo utilizamos aproximadamente el 10% de nuestra mente consciente, mientras que el 90% restante permanece en el inconsciente.

Esta disparidad a menudo nos lleva a crear realidades influenciadas por la confusión, el miedo y las influencias externas.

Como resultado, terminamos colapsando realidades que pueden manifestarse en forma de enfermedades, desgracias, odio y conflictos en el mundo.


La solución radica en utilizar nuestra mente consciente para mantener nuestro inconsciente limpio y saludable.

Esto implica la autoconciencia, la práctica de la meditación y el desprendimiento del control.

Al hacerlo, podemos elevar nuestra capacidad de crear realidades más armoniosas y positivas, tanto a nivel personal como a nivel global.


Recuerda que el poder de la mente consciente es una herramienta valiosa para dar forma a la realidad.

Y al comprender su función en el proceso de creación, podemos tomar decisiones más informadas y contribuir a un mundo más equilibrado y saludable.